Nuestro territorio
Carballo invita a ser viajeros y viajeras para respirar hondo las esencias del mar y de las tierras de Bergantiños.
Entre el Atlántico y las tierras verdes de Bergantiños, Carballo se extiende a lo largo de 187 kilómetros cuadrados en la entrada de la Costa da Morte.
Batido por las bravas olas del Atlántico, el arenal comprendido entre Razo y Baldaio es, con sus cinco kilómetros, uno de los mayores de Galicia. Se trata de un espacio natural protegido que destaca por la excepcional belleza y riqueza ecológica de sus playas, de su laguna y marismas.
El paisaje del municipio está conformado, en el interior, por suaves montañas, en las que se combinan los verdes de los montes y los campos con el color de la tierra labrada. Una tierra fértil y trabajada, cuidada con cariño, y humanizada desde tiempos remotos. Se extiende por los valles de la Depresión Meridiana, uno de los accidentes geográficos más importantes de Galicia, que la cruza desde Razo hasta Tui. Cuenta con un suelo muy rico y productivo, y linda al sur con la meseta de Ordes.
Nacida del agua
Carballo es una tierra nacida y cruzada de agua. En su manantial de aguas calientes y sulfurosas tiene precisamente su origen el pueblo. El río Anllóns la atraviesa a modo de líquida columna vertebral.
Uno de los afluentes del Anllóns, el río Outón, se precipita al vacío en la hermosa cascada de Entrecruces, al igual que, un poco menos atrevida, la cascada de Ramil, en la parroquia vecina de Rus.
Ambas cascadas se originaron por el desnivel en el terreno provocado por la Depresión Meridiana.