Como un juego y como una forma de expresar la percepción y las reflexiones personales de cada uno de los autores participantes en la muestra. Así aparece "Rojo", la exposición que el colectivo Aula K, asociación con sede en A Coruña con una trayectoria de más de 20 años a favor de la divulgación y de la enseñanza de la fotografía y el audiovisual, agasaja a todos los carballeses y carballesas, y a quien quiera venir a visitarnos al piso -1 del Pazo da Cultura. Los autores de las instantáneas son Alfredo Varela, Ángel Cordero, Antón Varela, Basti Soto, Brais Quintero, Carlos Rodríguez, Carolina Lorenzo, Lupe Vázquez, Manuel Vicente, Paola Velo, Pablo Santiago, Pedro Carrete, Rodrigo Moreiras e Rubén Fabeiro.

Y además de proponer este vistazo particular en rojo, proponen un juego, que reside en la habilidad del espectador para seguir las huellas del rojo a través de un texto elaborado en el que, paso a paso, perseguimos las imágenes que nos muestran. No dudéis en leerlo, ni en buscar su significado. Podréis hacerlo hasta el domingo 28 de febrero de 18.00 a 21.00 horas de lunes a domingo.

Desde la calle hasta Marte...

El texto que ilustra la exposición, y que ayuda a enlazar las fotografías en la mente del espectador, es el siguiente:

"Un buen día el color rojo decidió salir a la calle y agasajar con su calidez a cuantas cosas encontrara en su camino.

Escapó por la ventana dejando su huella en el espacio abandonado y tiñendo la ropa que colgaba triste y solitaria en un tendal. También tiñó la lluvia, que caía como pintura; acompañó en su viaje a las gotas que salpicaban el suelo y se miró reflejada en los charcos bajo la forma de camiones, farolas, globos...

Buscó refugio entre los soportales, calzó catiúscas, montó en bici e incluso estuvo a punto de viajar en una Vespa, pero prefirió confundirse entre vestidos de baile, faldas femeninas sensuales, muñecas olvidadas...

...Se le ocurrió calentar el tiempo en un reloj para que todo fuera más rápido. Se hizo pequeña para caminar por los senderitos de seducción que alumbran en el rostro humano y cayó desparramada en un plato dándole un susto de muerte a una cebra que habitaba en él. Escapó de allí disfrazada de tomate y, de esta guisa, convenció a un semáforo y a su hijo pequeño para que le prohibieran todo a todo el mundo.

Intentó esconderse entre la nieve y pasar desapercibida en una pared, pero no era fácil para un color como el.

Así que, acompañó a un señor de edad en su último baño, ya al atardecer.

Ya por la noche, coqueteó con las penumbras de una estación de tren y recorrió la ciudad tras las luces de su tráfico.

Al fin, la vieron en el interior de un auto rumbo a Marte para comprobar si allí hay montañas de su mismo color".