Fiesta del Bosque

Las romerías son espacios para el encuentro con la naturaleza o con lo sagrado, pero también para la tradición, la diversión y la manifestación de la cultura popular. Año a año, la gente de los alrededores y, a veces, de lejos, se reúne en estos que suelen ser lugares tocados por un algo que los hace especiales. Y lo hacen bien por fe, bien trocando sacrificios por los favores de un santo o, simplemente, para encontrarse y pasarlo bien.

A la sombra de los robles y al lado del Anllóns, la Fiesta del Bosque pone todos los años el broche de oro al San Juan, la fiesta grande de Carballo. Se celebra desde los años 20 del siglo pasado y fue recuperada en años recientes, en un lugar que trae muy gratos recuerdos a muchos carballeses y carballesas, el Bosque do Añón. La jornada comienza con la comida campestre y prosigue a lo largo de toda la tarde con música y concursos de lo más variopinto, como la peculiar competición de barcos de papel.

Una de las romerías más conocidas del ayuntamiento es la de San Adrián de A Piña, en las lindes de la parroquia de Sofán con el ayuntamiento de A Laracha. Dice la tradición que el santo hace desaparecer las verrugas. Para conseguir sus favores, es costumbre llevarle un pollo que es pujado en la propia romería. Se celebra el 16 de junio, cuando el verano comienza a despertar, justo una semana antes de otra romería de gran fama en la Costa da Morte, la de San Adrián de Malpica.

Cerca de uno de los parajes más hermosos del ayuntamiento, la cascada del río Outón, se celebra la romería de San Paio da Devesa, en la parroquia de Entrecruces. Como tiene lugar en el invierno, a principio de año, también es conocida como San Paio de Xaneiro [San Paio de Enero]. Su capilla, recientemente restaurada, tiene alrededor de cinco siglos y es una de las más antiguas del ayuntamiento. Cuenta con una hermosa bóveda de crucería de la época renacentista. Entre las romeras y los romeros se reparten estampas con curiosos versos dedicados a la gente de las parroquias de los alrededores:

Vinde, vinde romeiriños
o San Payo d´a Devesa
que se encontra muy soliño
xunto o saldo d ´a férveda
pois disque é de muito empeño
para aqueles que teñen reuma
e sinten muito dolor
cando a xiada apreta.

[Venid, venid romeros / a San Paio da Devesa / que se encuentra muy solo / junto al salto de la cascada / pues dicen que es de mucho interés / para aquellos que tienen reuma / y sienten mucho dolor / cuando la helada aprieta].

No es el único caso en el que la romería está vinculada a lugares de gran belleza paisajística. La de Santa Eufemia, en Rus (que también se celebra en la parroquia de Bértoa) tiene lugar a finales de septiembre en la capilla que está situada en un área recreativa cerca de la cascada de Ramil. La de Santa Irene, en Castrillón, se celebra a mediados de septiembre en la croa de un castro desde el cual se puede observar toda la amplitud de la costa y del espacio natural Razo-Baldaio. La de Santa Mariña, en Razo, es el 18 de julio en una capilla situada cerca de un mirador desde el cual se otea todo el perfil de la costa entre Razo y Baldaio e incluso hasta las cercanías de A Coruña.

Alguno de los muchos males a los que la gente acudía en búsqueda de remedio quedó ya, afortunadamente, superado. A San Campio, en Cances, al que se le da culto al lado de un hermoso robledal, rogaban tiempos atrás los jóvenes para conseguir un buen destino en el servicio militar, sobre todo en la época de la Guerra Civil o en la de África.

Muy cerca de un roble centenario e inmenso, tanto que hasta forma parte del Catálogo Galego de Árbores Senlleiras [Catálogo Gallego de Árboles Singulares], tiene lugar la romería de San Antonio, en la capilla privada del pazo de Vilar de Francos. Ese día, el 13 de junio, los señores del pazo aprovechaban para confraternizar con los vecinos y vecinas del lugar, que trabajaban en sus tierras, y les abrían la puerta de la capilla. Eso sí, los señores se sentaban en la tribuna y tenían entrada propia a la capilla desde el pazo.

Cada vez más afluencia tiene la romería de A Milagrosa, en el barrio carballés del mismo nombre. Se celebra a principios de septiembre, cuando el verano comienza a desfallecer, y son característica de ellas las alfombras de flores que elaboran con todo mimo las vecinas y los vecinos del barrio.